Adaptaciones metabólicas durante el ejercicio físico II

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El metabolismo
Los alimentos están formados por nutrientes y estos nutrientes están formados por compuestos como carbono, hidrogeno, oxigeno y nitrógeno. Durante la práctica deportiva de producen cambios para llevar a cabo el trabajo. La energía (ATP) se obtiene de los compuestos de los nutrientes mediante la energía química i eso da lugar a energía mecánica para poder realizar el ejercicio físico.
Teniendo en cuenta que la dieta proporciona energía de forma discontinua pero el organismo necesita energía de forma continua es producen unos mecanismos para poder cubrir las necesidades cuando no lo podemos hacer a partir de la comida.
Estos mecanismos (metabolismo) son: 
• Períodos de reserva y síntesis de nuevas moléculas (anabolismo): síntesis de tejidos y/o moléculas.
• Período en que se metabolizaran las reservas acumuladas (catabolismo): generan energía y/o precursores metabólicos.

Tipo de combustible energético utilizado durante el ejercicio físico
Las opciones metabólicas de que dispone la fibra muscular son diversas, por lo que se seguirán unas u otras dependiendo de las condiciones del esfuerzo. Con el entrenamiento se registra una mejor y más racional utilización de los combustibles y el perfeccionamiento de las vías metabólicas solicitadas.
Por lo tanto, le combustible utilizado y la vía metabólica seguida varían según la duración, intensidad y modelo de contracción. Influyen también la dieta, las circunstancias ambientales y el entrenamiento.
Características del esfuerzo
  •  Tiempo y duración del ejercicio
    • En reposo la fibra muscular utiliza como combustible energético los ácidos grasos de manera casi exclusiva para cubrir demandas basales. Pero con el ejercicio les necesidades aumentan.
    • Inicio del deporte: el organismo utiliza ATP presente en la fibra muscular. No obstante, las reservas son muy escasas, cuya duración no va más allá de 2 – 3 segundos.
    • Como es habitual el ejercicio dura más tiempo, por lo tanto, debe sintetizarse nuevo ATP. Inicialmente se recurre a la fosfocreatina que puede ser utilizada con rapidez, tomando el relevo como combustible del ATP. Pero, sus disponibilidades son también limitadas, no permiten un ejercicio de duración superior a los 10 segundos.
    • En este tiempo se ha producido a movilizar las reservas de glucógeno del propio músculo, que tomarán la alternativa energética. A los 10 segundos desde el inicio del esfuerzo, la fibra muscular ya dispone de glucosa para ser oxidada. De momento sin presencia de oxigeno (anaeróbicamente), porque todavía no ha sido posible completar la adaptación cardiovascular y respiratoria al ejercicio, y el flujo muscular y el aporte de oxígeno son insuficientes. 
    • Transcurrido un cierto tiempo (aprox. un minuto y medio desde el inicio), el flujo sanguíneo muscular es el preciso y la fibra muscular podrá utilizar glucosa con presencia de oxigeno (aeróbicamente). Inicialmente se emplea la glucosa de la propia fibra muscular y más tarde se captara glucosa sanguínea, procedente de la movilización del glucógeno hepático o de una eventual toma.
    • Para poder empezar a utilizar (oxidar) ácidos grasos se precisa un tiempo elevado de ejercicio, superior a los 30 minutos. La utilización de ácidos grasos como combustible queda limitada a ejercicios prolongados. Por esta razón, para disminuir el contenido de grasa corporal, el ejercicio debe ser la larga duración.
    • En ejercicios de larga duración, y como último recurso a la fatiga, puede emplearse también como fuentes energéticas adicionales aminoácidos, cuerpos cetónicos y el propio ADP. Estos combustibles permiten un ocasional incremento de la intensidad y pueden resultar útiles en el esfuerzo de final de carrera.
    • En la recuperación se repone primero la fosfocreatina y después, en el menor tiempo posible, se metaboliza el lactato u se restituye el glucógeno. Las reservas de triglicéridos se restablecen más tarde.
  • Intensidad
    • En reposo la fibra muscular consume ácidos grasos, pero en el ejercicio intenso debe utilizar glucosa por razones bioquímicas, dado su elevada velocidad de oxidación y una tasa de producción de energía muy superior a los de los ácidos grasos (con el mismo aporte de oxigeno). Además la glucosa puede ser oxidada anaeróbicamente, como ocurre con el ejercicio intenso en el que suele haber dificultades para asegurar el suministro suficiente de oxigeno. Otra razón de utilizar glucosa en el ejercicio intenso es porqué la glucosa es soluble en agua y puede circular libremente por la sangre; por el contrario, los ácidos grasos son poco solubles en agua y para circular por la sangre precisa transportadores específicos. Además, un excesivo consumo de ácidos grasos conduce a la formación de cuerpos cetónicos (tóxicos sobre las neuronas y otros tejidos). Finalmente, se requiere glucosa para ir reponiendo los intermediarios del ciclo de Krebs.
    • Por estas razones, y a pesar de la escasez de sus reservas, la glucosa es el combustible idóneo para las etapas iniciales y en ejercicios intensos.
  • Tipo de ejercicio
    • En las contracciones musculares intensas, especialmente de tipo isométrico, el flujo de sangre a la fibra muscular se halla dificultado por la compresión vascular. La limitación es completa, en contracciones superiores al 70% de la máxima voluntaria. Al no llegar ni oxigeno ni nutrientes, la fibra muscular debe trabajar anaeróbicamente (sin presencia de oxigeno) y a expensas de sus propias reservas (fosfocreatina y glucógeno) con rápida aparición de fatiga.
  • Dieta y circunstancias ambientales
    • Una dieta rica en hidratos de carbono previa al ejercicio favorece su utilización.
    • En condiciones térmicas extremas hay más consumo de glucógeno: en ambientes fríos se precisa glucosa como combustible de las respuestas de temblor, castañeteo de dientes y erizamiento del pelo; en ambientes calurosos aumenta mucho el flujo sanguíneo por la piel para favorecer la termólisis, disminuyendo la irrigación de la fibra y obligándola al trabajo anaerobio (sin presencia de oxigeno).
    • En hipoxia (falta de oxigeno), tanto directamente por el menor oxigeno disponible como de manera indirecta por la mayor concentración plasmática de catecolaminas, aumenta la participación anaerobia y la necesidad de glucosa para el pago metabólico. Después de la aclimaticación, se utilizan más ácidos grasos, con ahorro de glucosa.
  • Efectos del entrenamiento
    • Introduce importantes cambios sobre la actividad metabólica de la fibra muscular, dependiendo de la especialización.
      • Anaerobio: aumenta la actividad de las vías anaerobias, las reservas de glucógeno, la capacidad gluconeogéica y la tolerancia a la acidosis muscular y sanguínea.
      • Aerobio: aumenta la actividad del ciclo de krebs, la cadena respiratoria mitocondrial, la participación de ácidos grasos en el pago de las demandas de la fibra muscular y las reservas musculares de lípidos. La potenciación del metabolismo aerobio y de la oxidación de ácidos grasos es muy conveniente porque supone ahorro de glucosa y protección de las reservas de glucógeno. Además mejora el aprovechamiento de cuerpos cetónicos y su uso por las neuronas, lo que permite mejor las condiciones de hipoglucemia (bajos niveles de glucosa en sangre). También facilita la utilización de proteínas.



Bibliografia
- Barbany, Joan Ramon. Alimentación para el deporte y la salud. Barcelona: Martínez Roca, 2002.

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