El agua es el vehículo con la vida porque las reacciones vitales del organismo de realizan en solución acuosa. Por lo tanto, el agua es esencial para la vida y por eso se considera un nutriente. Sus funciones son: la regulación de la temperatura corporal y en múltiples procesos del organismo (como ya he dicho). La molécula de agua esta formada por hidrógeno y oxígeno, también se encuentra mezclada con sales minerales, partículas en suspensión u otros elementos.
Podemos sobrevivier hasta dos meses sin comer, porqué nuestro cuerpo es capaz de utilizar las reservas de grasas y proteínas como fuente de energía, pero sin beber, moriríamos en menos de una semana.
Los minerales del agua
La dureza del agua esta determinada por la cantidad de minerales disueltos que contiene. Los minerales más habituales y que determinan la dureza del agua son: carbonatos y las sales minerales y de magnesio. Además el agua contienen solfatos, clorurs y sodio entre otros.
El sodio es un mineral muy importante a tener en cuenta en la selección de una agua. Su principal misión es mantener la presión osmótica de la parte extracelular y evitar así una perdida excesiva de agua a nuestro cuerpo.
Por contrario, el potasio es un gran estimulador de la diuresis, ya que se encuentra a la parte intracelular y como está no tiene capacidad para acumular líquido y el exceso se elimina a través de la orina.
¡Nuestro cuerpo esta formado por agua!
El contenido total de agua en el cuerpo es variable, oscilando entre un 40 y un 60% del peso corporal. En los bebes el 80%. Los factores que más influyen en esta proporción son la edad (mayor en niños, menor en ancianos), el sexo (menor en mujeres) y el contenido de grasa corporal (menor en obesos).
¿Qué es el balance hídrico?
El concepto de balance hídrico se deriva del concepto de balance de materia, es decir, que es el equilibrio entre todos los recursos hídricos que ingresan al sistema y los que salen del mismo, en un intervalo de tiempo determinado.
Vamos a ver primero las entradas. Existen dos vías principales de ingreso de agua al organismo:
- En primer ligar, existe una generación endógena de agua, que se produce sobre todo como paso final en el catabolismo de los principios inmediatos (junto con CO2 ). Por tanto, la cuantía de esta generación es proporcional a la intensidad de la actividad metabólica, estimándose en 10-15 mL por cada 100 Kilocalorías. La cantidad total generada se suele situar entre 150 y 400 mililitros/día, en la mayoría de los casos.
- Sin embargo, la vía principal de entrada de agua en el organismo es la
ingesta oral. Ésta tiene a su vez dos componentes: el agua contenida en
los alimentos y la ingerida como tal, bien sea como agua, refrescos,
infusiones, etc. Tanto uno como otro componente son enormemente variables,
ya que el determinante básico de sus cuantías respectivas es el hábito
personal y social de la persona en cuestión. Sin embargo, el organismo
dispone de mecanismos que estimulan la ingesta hídrica cuando es necesario,
un fenómeno al que llamamos sed. La aparición de la sensación de
sed está controlada de manera mixta, ya que puede ser desencadenada
tanto por la percepción de hipovolemia como por variaciones en la composición
corporal (osmolaridad).
- Mediante procesos no regulados o de regulación imperfecta. Así, la sudoración, la disipación de vapor de agua durante la respiración o la eliminación de agua con las heces tienen en común nuestra incapacidad real para controlar su cuantía y la dificultad en estimar esta cuantía con una mínima precisión. Por eso hablamos conjuntamente de pérdidas insensibles.
- Las pérdidas por sudoración son, potencialmente, las más importantes y las más difíciles de cuantificar. Están determinadas por la disipación calórica (actividad metabólica y trabajo físico), la humedad y la temperatura ambiental. Por ello, su cuantía puede variar desde menos de 100 mililitros hasta varios litros al día, en condiciones extremas.
- Las pérdidas por ventilación son directamente porporcionales al ritmo respiratorio, que a su vez depende de las necesidades de excreción de anhídrido carbónico y, por tanto, del gasto calórico. En general, se estima que las pérdidas por ventilación suelen ser muy similares cuantitativamente a la generación de agua endógena, que también depende del gasto calórico, por lo que ambos factores se compensan en la estimación del balance hídrico.
- Las pérdidas fecales suelen ser cuantitativamente menores en condiciones fisiológicas, ya que el colon es muy eficiente reabsorbiendo el agua secretada en el intestino delgado (sobre todo en el duodeno). Su cuantía total suele aproximarse a unos 100 mL por día.
- La excreción urinaria es la segunda vía de eliminación de agua del organismo. En este caso, disponemos de mecanismos que nos permiten regular su cuantía, lo que hace de los riñones los órganos decisivos en la regulación del balance hídrico. Nuevamente, esta regulación obedece a mecanismos mixtos, basados en las percepciones de la volemia y de la composición corporal (osmolaridad).
Cada día eliminamos aproximadamente 2,5 litros de agua: 1,5 litros de mediana a través de la orina, 0,2 litros ha través de las deposiciones y alrededor de 0,8 litros mediante la respiración y la transpiración.
Es recomendable beber suficiente agua, alrededor de 1,5 litros diarios. Y el litro restante lo obtenemos del agua de los alimentos que consumimos: las verduras y frutas, o la leche que contiene un 90%, la patata un 80%, el huevo un 75%, el pescado un 70% y la carne un 60%.
Uno de los signos más evidentes es la necesidad de agua es la sed, la cual viene regulada por la hormona antidiürética del hipotálamo. Ahora bien, en algunos casos en los cuales esta regulación esta alterada. Pude suceder en personas que realizan deportes de alta intensidades y también sucede en personas mayores.
Bibliografia
Cucurull, M., Palau, R., Quintanilla, A., y Moral, L. (2014). ¿Cómo hacer un balance hídrico? Asociación Española de Enfermería en Urología, 127, 11-14.
European Food Safety Authority. (2010). Scientific Opinion on Dietary Reference Values for water. EFSA, 8, 1-48.
Pérez, M., y Rodriguez, A. Requerimentos nutricionales de agua y electrolitos. Recuperado el 2 de marzo del 2018 des de: http://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/11337/CC-77%20art%206.pdf?sequence=1&isAllowed=y
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